La psoriasis es una enfermedad crónica inflamatoria, caracterizada por un crecimiento acelerado de la piel, que cursa con brotes y periodos sin síntomas.
Se trata de una enfermedad producida por múltiples factores, pero tiene un componente genético e inmunológico.
Los principales factores desencadenantes de los brotes de psoriasis son el estrés, las infecciones faríngeas por estreptococos, los climas fríos y secos, las quemaduras solares, las heridas o golpes, el sobrepeso y determinados medicamentos.
El tratamiento de la psoriasis está dirigido a controlar los brotes. La elección del tratamiento varía según la extensión, la severidad y las características específicas de cada paciente.
Los tratamientos tópicos incluyen: emolientes, corticoides, derivados de la vitamina D, derivados de la vitamina A e inhibidores de la calcineurina. En psoriasis moderadas-graves se pueden indicar tratamientos orales y biológicos.